Un campesino se
dirigía a la ciudad, pensando tristemente que el dinero que llevaba no iba a
ser suficiente para comprar el lechoncillo que deseaba.
A la entrada del
puente se encontró a un raro tipo (era el diablo ni más no menos) que le dijo: “Conozco tu preocupación y voy a proponerte un trato. Si lo
aceptas, cuando hayas cruzado el puente tendrás en tu bolsa doble dinero que al
empezar. No cuentes el dinero, que sería desconfianza y por tu parte, sólo
debes contar 32 monedas que echarás al río; yo sabré encontrarlas y éstas serán
mi paga”.
Aceptó el aldeano,
y apenas cruzado el puente comprobó, lleno de alegría y sin necesidad de
contar, que su bolsa pesaba bastante más que antes.
Con gran contento
echó las 32 monedas al agua.
Le vino entonces
la tentación de repetir la acción y no supo resistirla, así que de nuevo pasó
el puente, duplicó el dinero de su bolsa y pagó con 32 monedas.
Todavía una tercera vez hizo esto mismo y, entonces,
desolado, comprobó que se había quedado absolutamente sin dinero.
Desesperado, se
tiró desde el puente al río, y el diablo cobró así su trabajo.
¿Cuánto dinero
llevaba el campesino cuando le propusieron el malvado trato?
28 monedas
ResponderEliminarLo más sencillo es hacer el camino inverso del aldeano:
ResponderEliminarAl final=0-32-16-48-24-56-28=Al comienzo
Los datos de este problema no pueden darse alegremente. Por ejemplo, fijado el pago de 32 monedas, el número de veces que se pasa el puente sólo puede ser 1, 2, 3, 4 ó 5.
De acuerdo con ellas, el número inicial de monedas es 16, 24, 28, 30 y 31.
Si se quisiera alterar la tarifa puesta por el diablo, puede, en vez de 32, exigir cada vez el pago de 2, 4, 8, 16, 32, ... monedas, porque con otras cantidades no saldría limpio el juego.