Tres hombres firmaron el
registro de un hotel y pidieron habitaciones que se comunicaran.
Les
ofrecieron tres que había disponibles y les dijeron que costaban 30 euros;
subieron a verlas y, encontrándolas de su gusto, accedieron a quedárselas y le
dieron cada uno un billete de 10 euros al muchacho que había subido acompañándolos.
Bajó éste a entregárselos al
cajero, y al pasar por la oficina le dijo el gerente que había habido una
equivocación y que las tres piezas no costaban más que 25 euros.
En
consecuencia, le dieron al muchacho 5 monedas de un euro para que fuera a devolverlas.
Por el camino se le ocurrió que
iba a ser difícil dividir 5 euros entre los tres hombres, y que como de todos
modos no sabían cuánto costaban las habitaciones, se contentarían con lo que
les devolviera.
Se guardó, pues, para sí dos de
las monedas de un euro, y entregó una a cada uno de los hombres.
De esta forma cada uno de ellos
había pagado 9 euros.
Ahora, 9 euros por tres son 27
euros.
El botones tenía otros 2 euros
en su bolsillo.
27 + 2 = 29, pero los hombres
habían entregado en un principio 30 euros.
¿Dónde está el otro euro?