Stephen
Barr tenía un batín con un largo cinturón de tela, cuyos extremos estaban
cortados al sesgo, formando un ángulo de 45°,
como se ve en la figura adjunta.
Cada vez que al salir de viaje precisaba empaquetarlo,
quería plegarlo perfectamente, empezando por uno de los extremos, pero a causa
del sesgo, el resultado nunca estaba acorde con su sentido de la simetría.
Por otra parte, si doblaba un extremo para dejarlos recto,
el desigual espesor de tejido producía bultos al enrollar el cinturón.
Lo intentó haciendo pliegues más complicados, pero hiciera
como hiciera, nunca conseguía empezar con un rectángulo de grosor uniforme.
Por ejemplo, la doblez que se muestra en la figura adjunta
produce un rectángulo con tres vueltas de tejido en la parte A y tan sólo dos
en la parte B.
Sin embargo, Barr se las ingenió para conseguir que los
extremos quedaran rectos y formaran parte de un rectángulo de grosor uniforme.
Así pudo plegar su cinturón sin que aparecieran bultos.
¿Cómo lo hizo?
Haciendo el primer doblez a lo largo.
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