Un
señor de especto distinguido se levanta de repente, se agacha para mirar debajo
de la butaca y empieza a molestar, provocando las protestas de los demás
espectadores.
El
acomodador: ¿Qué es, señor, este
ruido?
El
señor: Se me ha caído un caramelo.
El
acomodador: ¿Y por un simple
caramelo molesta así a la gente?
El
señor: El caso es que...
¿Qué
otra cosa ocurría aparte de lo del caramelo?
Puede ser que fuera un caramelo blando y con el caramelo se le cayera también la dentadura.
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