En ocasiones, alguien se encuentra en una
situación crítica y sólo por su agudeza e inteligencia puede salir de ella.
Un
explorador cayó en manos de una tribu de indígenas, se le propuso la elección
entre morir en la hoguera o envenenado.
Para
ello, el condenado debía pronunciar una frase tal que, si era cierta, moriría
envenenado y, si era falsa, moriría en la hoguera.
¿Cómo
escapó el condenado a su funesta suerte?
Solución. El condenado dijo: “Moriré en la hoguera”.
Si esta frase es cierta, el condenado debe morir envenenado. Pero en
ese caso ya es falsa. Y si es falsa, debe morir en la hoguera, pero en este
caso es verdadera.
El condenado fue indultado.
EL
PRISIONERO Y LOS DOS GUARDIANES.
Un
sultán encierra a un prisionero en una celda con dos guardianes, uno que dice
siempre la verdad y otro que siempre miente.
La celda tiene dos puertas: la de la libertad y la de la
esclavitud.
La
puerta que elija el prisionero para salir de la celda decidirá su suerte.
El prisionero tiene derecho de hacer una pregunta y sólo una
a uno de los guardianes.
Por
supuesto, el prisionero no sabe cuál es el que dice la verdad y cuál es el que
miente.
¿Puede
el prisionero obtener la libertad de forma segura?
Solución. El prisionero pregunta a uno de los dos servidores: “Si le
dijera a tu compañero que me señale la puerta de la libertad, ¿qué me contestaría?”.
En los dos casos, el guardián señala la puerta de la esclavitud.
Por supuesto elegiría la otra puerta para salir de la celda.
El lunes 17-12-2012 apareció la siguiente entrada que recomiendo ver.
Pero en el de el prisionero y los dos guardianes se debería preguntar dos veces
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