sábado, 23 de marzo de 2013

27. EL TAXISTA ERA MUY VIVO


Una señora ha tenido la rara fortuna de encontrar taxi libre.
De camino, la señora resultó tan charlatana, que el taxista casi pierde la paciencia.
Taxista: Lo siento mucho señora, pero, no oigo nada de lo que me dice. Soy sordo como una tapia y mi audífono se ha estropeado.
Al enterarse la pasajera cortó la cháchara. Mas apenas bajó del taxi se dio cuenta de que el taxista no había dicho la verdad.
¿Cómo pudo darse cuenta?

1 comentario:

  1. Porque la había llevado a su destino, luego tuvo que haber oído la dirección que le dió la mujer.LLC

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